CRONOLOGIA DE ROBERTO LEWIS

Brillante Historia Cronológica del Artista Panameño
Roberto Lewis (1874 – 1949), Escrita por Juan Manuel Cedeño.


Por: Juan Manuel Cedeño, septiembre de 1991.

Le tocó a Don Roberto Lewis vivir en París, el París de esos años precedentes a la Primera Guerra Mundial y en pleno apogeo de la Revolución Industrial Europea, más el rebosamiento de sensacionales acontecimientos artísticos y fulgurante vida intelectual parisién. Vivió el joven artista panameño la Bella Epoque, entre dos guerras 1886 – 1914.
De 1905 a 1908 a la edad de treinta años acepta responsabilizarse en ejecutar su primera obra pictórica de grandes dimensiones y es lo que hoy podemos contemplar en el Teatro Nacional. Para tal objetivo el joven artista se trasladó a París, cargando consigo la balumba de planos, datos y apuntes del edificio en construcción; el resultado fue todo un éxito, pues contó con competentes asesores y dentro de su cerebro un cuidadoso documental como acompañante.
De 1922 a 1928 frisando los cincuenta años de edad, lo encuentra el tiempo cumpliendo otra obra de gran aliento, El Palacio Presidencial, allí pintó numerosos medallones con las efigies de los presidentes de la Época Republicana, El Salón Amarillo y El Comedor o Los Tamarindos obra que concluyó en 1936, ganando mucha fama, admiración y poco dinero.
De 1936 a 1939 el presidente electo Dr. Juan Demóstenes Arosemena le encarga la tercera obra monumental, que consistió en decorar el Aula Máxima de la Escuela Normal de Santiago de Veraguas. Logró Don Roberto, contemplar e instalar en la embocadura del escenario del Aula Máxima las telas bellamente pintadas al óleo (me cupo el honor de ser su ayudante y aprendiz) pero el destino no quiso que el padrino de la obra el Presidente Arosemena inaugurara el inicio de tan valiosa creación del gran Roberto Lewis, quien cumplía el año número 65 de su existencia fructífera.
De 1940 a 1949 a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, el 16 de diciembre de 1939 muere el Presidente Arosemena; fueron fechas fatales para Panamá y Don Roberto no escapaba a esos contratiempos e incertidumbres, circunstancia que lo movieron a suspender temporalmente sus trabajos profesionales para terminar las decoraciones murales de la Normal de Santiago.
Los materiales para pintar encarecían y escaseaban, las partidas para sufragar gastos estatales se diluían y no había respuesta al solicitar pequeños abonos.
Lo real de todo es que el 18 de septiembre de 1949, Roberto Lewis y yo conversamos, no como colegas, era el alumno escuchando a su amigo y consejero, al gran artista nacional que a lo largo de sus 75 años vividos honrosamente supo ser un guía práctico e inflexible como director de la Academia Nacional de Pintura de Panamá.
Este relato es mi homenaje a tan alta figura de finos kilates que hoy está en lo desconocido desde hace 52 años. Como gesto de respeto y cariño debo mencionar los nombres de muchos discípulos de Don Roberto como lo vienen a ser la Señorita Amelia Lyons, la Señorita Castillo (madre del pintor Eudoro Silvera), Isidro Arosemena, Señorita Hurtado, Doña Jacoba, Humberto Ivaldi, Federico Carchieri, Viterbo Ríos, Lilia Chanis, Jesús Vallarín, Leoncio Ambulo, J.M. Ulloa, Castillo Villamil; todos estos coterráneos nuestros escucharon y recibieron lecciones formales de dibujo y pintura que apegados al principio casi axiomático del Profesor de Academia que sostuvo hasta el final con celebres frases: “No se puede ser buen pintor sin antes ser un buen dibujante”, “Guiñe, guiñe los ojos y cuando no vea nada, pinte eso”, “Luces cálidas, sombras frías”. Mis recuerdos al Gran Maestro quien me inició con el blanco del papel y la sombra del carbón… ¡Gracias Don Roberto!

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